En nuestro blog de Salidas Grupales no solo nos gusta contarte sobre los destinos que visitamos, también aportamos a la calidad de la experiencia. Viajar en grupo tiene un montón de beneficios; quienes deciden hacerlo bajo este formato disfrutan de la compañía de las otras personas y los guías. Aun así, en algunos momentos las personas pueden sentirse irritadas, cansadas o molestas por algún motivo, y lo importante es saber que cuando eso sucede no es el fin del viaje soñado (ni mucho menos del mundo); los vínculos entre humanos son complejos, y lejos de la familia, del país, con un clima muy diferente, un idioma que nos resulte imposible, o incluso una altura a la que no estemos acostumbrados, ellos pueden tensarse. Lo cierto es que cada lugar al que vayamos presentará sus desafíos, lo que vuelve al viaje interesante hasta desde ese punto de vista. Como expertos en salidas grupales brindamos algunos tips para optimizar la experiencia, siempre teniendo en cuenta que la mejora surge desde lo individual, para así trasladarse al colectivo.
Pasar momentos a solas.
Todos los viajes en grupo tienen momentos de tiempo libre durante los recorridos, por más nutridos que sean, y esos espacios tienen un por qué. Atesorar esos momentos y usarlos de la manera más sabia posible es una prioridad. Es muy común que en los tiempos libres se arman grupos más pequeños para ir a los lugares que no están incluidos en el itinerario, y no está mal la opción; pero lo mejor es evaluar con criterio, luego de unos cuantos días de convivencia, si lo mejor no es irse por cuenta propia, solito uno y su alma. O buscar una manera parcial, de realizar alguna actividad acompañado y aunque sea disponer de un rato para lo individual, incluso hasta la opción de quedarse un rato en la habitación descansando. Seguro que cuando se reencuentre con sus compañeros de grupo el resultado va a ser mucho mejor.
Dejar de lado los temas de discusión.
No hay ninguna necesidad, en un viaje de recreación, de traer los problemas cotidianos a ‘la mesa grupal’. Pretender ser el dueño de la razón en un grupo no solo no tiene el menor sentido sino que siempre genera rencillas, separaciones y, por supuesto problemas. La humildad, el agradecimiento y el aprendizaje es todo lo que debemos manifestar en el grupo. Para las discusiones de política, religión y fútbol está el resto del año. El conocimiento técnico del viaje lo tienen los profesionales, todo está organizado y siempre habrá gente que viaja con nosotros para solucionar todos los problemas que se presenten, entonces el viajero sólo deberá dedicarse a disfrutar.
Pensar en el otro.
En nuestras casas seremos desordenados, impuntuales o lo que se nos ocurra, pero viajando en grupo una de las prioridades es el otro. Y el otro necesita que los horarios se respeten, que la conciencia sea grupal y no individual, y que los intereses de cada uno se minimicen en pos del otro. En los paseos es clave ser puntuales, si hay tiempo para compras y luego hay que volver al bus, esos tiempos deben racionalizarse, de manera que idas al baño, compra de refrigerios o snacks, y las compras de regalos, estén todas incluidas y realizadas cuando se termina el tiempo (salir a buscar a algún distraído es muy molesto para el grupo). Las compras específicas o los artículos especiales deberán dejarse para los momentos de tiempo libre.
Ser ordenados
Dentro de la habitación, si se viaja en grupo para bajar costos y se duerme con otra persona, más vale no tomarse el tiempo que uno se toma en su casa para utilizar el baño; o dejar un reguero de ropa y objetos esparcidos en el cuarto. El espacio para cada uno en la habitación del hotel es muy reducido, más vale que no sea vulnerado por el otro constantemente. El espacio en el bus también es reducido, es importante ser ordenado, limpio y prolijo: las migas, las botellas tiradas y las bolsas con residuos, cada vez que se baja a realizar un nuevo paseo se deben tirar en algún contenedor.
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