Desde este blog felicitamos a quienes se interesen por saber sobre Irán: trascender lo poco que se sabe sobre este país en estas latitudes, ya sea por motivos religiosos, políticos, o por falta de conocimiento; interesarse por explorar estas tierras tan convulsionadas durante gran parte del siglo XX; y el deseo de ingresar en el mundo del Imperio Persa a través de sus vestigios arqueológicos y su legajo histórico, son motivos de gran celebración. Irán es un país que genera polémica, pero también conocemos su belleza, su historia y su gente, y con gran placer queremos acercarlo a nuestros lectores viajeros. Tanto es así que realizaremos una salida grupal en la que visitaremos varios puntos de interés en este país, y para escudriñar cada rincón, nadie mejor que la profesora Susana Mangana acompañando este viaje. Promovemos la lectura previa a los viajes siempre, pero en algunos casos como este es clave informarse en la instancia previa, para valorar mucho más lo que luego se verá. Uno de los lugares que se visitarán es la ciudad de Shiraz, una de las más importantes y turísticas del territorio iraní. Y a pocos kilómetros se despliega una de las grandes joyas del mundo: Persépolis, la capital ceremonial del Imperio Persa 2500 años atrás. Y ya con este dato podemos dimensionar la importancia histórica, arquitectónica y simbólica que posee este lugar, y de quienes trabajan para conservar (y seguir investigando y buscando) vivo el legado.

2500 años de historia

Es una ciudad palacio que se comenzó a construir en el 512 a.C. Darío I, el tercer rey de la dinastía aqueménida de Persia (lo que hoy es el territorio de Irán), quien heredó el imperio en su mejor momento, fue quien inició las obras. Las mismas duraron más de dos siglos bajo el mando de sus hijos. Persépolis era la capital ceremonial, y se utilizaba en la primavera para la celebración del año nuevo persa. Aquí rendían pleitesía los representantes de las veintiocho naciones que componían el imperio. Uno de los grandes hallazgos del siglo XX, a partir de las excavaciones iniciadas en 1930, fueron las “Tablillas de la Fortaleza de Persépolis”, un conjunto de más de treinta mil tablas de madera y arcilla escritas en elamita, arameo, griego y persa, que permitieron conocer muchos aspectos, sobre todo administrativos, del funcionamiento del imperio. En el 330 a.C, Alejandro Magno la ocupó, la saqueó e incendió, dando por finalizado el poder de esta dinastía.

Belleza artística y arquitectónica

 

Ya con enfrentarse a la famosa Puerta de las Naciones (puerta de Jerjes), monumental y flanqueada por dos toros alados con torso de hombre, uno siente que en este lugar, que además es Patrimonio de la Humanidad de UNESCO, pasaron muchas cosas y muy grandes. Describirlo no tiene sentido; estar ahí es sentirse en algún punto protagonista de esa historia aunque sea por pisar el mismo suelo, en el que mentes muy pioneras realizaron la obra cumbre de lo que significó el arte y la arquitectura persa, que funcionó como modelo para muchas otras ciudades construidas con posterioridad. Innovadora hasta en el lugar donde se construyó, Persépolis se levantó elevada sobre una terraza artificial. Es un privilegio contemplar la escalera que lleva a la sala del trono de Darío I, en la que están representados personajes de todas las naciones del imperio, en un trabajo exquisito. Las tumbas reales en las montañas y muchos tesoros más serán develados en este viaje a través del tiempo.