Otra de los puntos de gran interés por nuestro recorrido del ‘lejano oeste’ de Estados Unidos será Monterrey (o Monterey), donde la llegada del padre Junipero Serra y el comandante Don Gaspar de Portala desde España en 1770 la consagró como la capital militar y eclesiástica de Alta California. Hoy es un gran atractivo turístico que recibe unos cuatro millones de visitantes al año. De hecho, su economía se basa principalmente en el turismo. Se encuentra aproximadamente a 550 kilómetros al norte de Los Ángeles y a 200 kilómetros al sur de San Francisco.

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Entre otras cosas, tiene una gran reserva natural marina, dotada de una gran variedad de especies. Aunque algunos la prefieren por el autódromo de Laguna Seca, que alberga cada año competiciones de automovilismo y motociclismo de América del Norte.

Lo primero que suele apreciarse al visitarla es su imponente vista panorámica. Contemplarla permite capturar en imágenes uno de los principales atractivos de la ciudad como lo son las construcciones de adobe y las misiones franciscanas. Su barrio antiguo, que data del siglo XVIII, está conformado por viejas casonas que se suceden en calles empedradas de ensueño.

En el antiguo muelle de la ciudad, que es un disfrutable paseo con restaurantes, hay que hacer un alto para disfrutar del “Clam Chowder”, una inolvidable sopa de camarones.

Luego es aconsejable tomar 17 Mile Drive, una carretera costera de 17 kilómetros de longitud, que es un largo collar de zonas naturales, playas y grandes extensiones de campos de golf. En varios puntos se puede hacer una parada obligatoria para ver de cerca los lobos marinos. Algunos incluso contratan paseos en barco para avistar ballenas y delfines.

Vamos a llegar entonces a Carmel donde Clint Eastwood, el famoso actor de cine, fue alcalde. De hecho, la ciudad cumplió 100 años en 2016 y él mismo encabezó los festejos.

Para muchos es su gran refugio. Y además ahí han vivido desde Charles Chaplin hasta Kevin CostnerBrad Pitt o Doris Day. Es un lugar idílico, donde no solamente hay hoteles para perros sino que las casas parecen sacadas de un cuento de hadas. La ciudad se enorgullece de no tener locales de comidas rápida y luces de neón.

Tiene sí un marcado y refinado estilo europeo, que también pueden verse en sus tiendas que suelen ofrecer productos fuera de lo común y hasta exóticos. Carmel tiene más de 100 galerías donde apreciar, disfrutar y también comprar una enorme variedad de obras de arte.

Su calle principal, Oceans Avenue, es un paseo tranquilo y apacible. A ambos lados de ella pueden encontrarse restaurantes, almacenes típicos y boutiques únicas – cuidadosamente decoradas – que suelen ofrecer prendas y regalos. Cerca de su final, muy cerca de la playa de Carmel, ofrece vistas de ensueño del Pacífico.