Tailandia es un referente mundial del turismo. Dotada de una belleza inigualable, permite un contacto único con la naturaleza en entornos mágicos e inolvidables. Sobre todo en su largo collar de playas e islas, que se encuentran entre las mejores del mundo. Y que son el destino elegido para un viaje romántico y placentero rodeado de arenas doradas, agua azul cielo y una vegetación intensa y agreste.
Una explosión de belleza y sensualidad.

Es un país consciente de su potencial, y se ha preparado de la mejor forma para recibir turistas de todo el mundo: hoteles de nivel internacional han echado raíces en la hermosa Tailandia. A esto se agrega un sistema de transporte con un buen nivel de servicios y, sobre todo, una lista de precios accesible a los bolsillos de los turistas. De hecho, el turismo es de las principales actividades económicas del país.

Con justicia se le llama “el país de las sonrisas”, algo que resulta sencillo de comprobar: a cada paso, consulta o circunstancia el turista recibe de los lugareños una gran sonrisa acompañada de una leve inclinación de la cabeza. Es el santo y seña de la enorme amabilidad que se ha transformado en símbolo e identidad del país. Quizás las pistas de esto puedan encontrarse en su esencia budista. En cuanto al clima, lo más aconsejable es visitar Tailandia entre noviembre y febrero, de manera de esquivar las lluvias de estación, que suelen extenderse por semanas.

Uno de los mayores – sino el más – atractivos de Tailandia, lo compone sus doradas y paradisíacas playas. Los enamorados y románticos del mundo las eligen una y otra vez. Son la mezcla perfecta y más bella de la naturaleza más pura, con el sol más brillante, aguas de un azul profundo y doradas arenas. El destino ideal para una luna de miel inolvidable.

Entre la larga lista de opciones, hay lugares que ya son clásicos en el itinerario tailandés. Por ejemplo, si se viaja en familia quizás la mejor opción sea Ko Samui, una isla fantástica que se encuentra en el golfo de Tailandia. O Phuket, que es una pequeña península ubicada en el mar de Andamán, que ofrece playas de una singular belleza acompañadas de una intensa movida nocturna. También se puede viajar a Phi Phi Island, la isla que disparó hasta el infinito su popularidad luego de que Leonardo Di Caprio filmara allí el recordado filme “La Playa”. Debe visitarse, luego de caminar por el bosque, la cascada de Khlong Phu, un refrescante encuentro con la naturaleza a más de 20 metros de alto.

Pero si lo que se busca en Tailandia es un viaje romántico, alejado del ruido y el bullicio de la gente, para disfrutar de algo más de privacidad en parajes de ensueño, también hay destinos alternativos para explorar. Entre las elegidas por el turismo romántico se destaca Krabi, una pequeña ciudad en el sur de Tailandia que ofrece con legítimo orgullo algunas de las playas más paradisíacas del país. Es de los lugares más apartados y tranquilos. De hecho, es una península rodeada por acantilados de roca caliza al que no se puede llegar por tierra, y solo se puede acceder por el mar, a través del longboat, el típico barco pequeño y alargado tailandés, que parte desde la playa de Ao Nang.

Ko Phangan, es quizás de los sitios más clásicos de la región. Se encuentra en el Golfo de Tailandia, y se accede en barco o desde el aeropuerto de la cercana Ko Samui. Uno de los atractivos de Ko Phangan que lo han hecho cita obligada del turismo es la isla de la Full Moon Party, o “fiesta de la luna llena”. Sucede que cada 28 días, cuando la luna alcanza su máximo esplendor, la playa de Haad Rinal – en el sur de la isla – se convierte en una fiesta deslumbrante que copa la playa, que alberga a más de 20.000 participantes. Luego del evento, el resto del mes, Ko Phangan recupera su normalidad y es otra de las opciones para disfrutar de tranquilas tardes de playa y realizar excursiones por la selva virgen. O acercarse a Ko Tao, paraíso del buceo.

Ton Sai es otra de las playas predilectas de los viajeros más románticos. Uno de sus principales atractivos es su gran soledad. Puede pasar un largo rato antes de cruzarse con otro viajero. Y casi seguro sea un escalador que va rumbo a las alturas que rodean a la playa. Hay unos pocos y pequeños restaurantes así como cabañas para hospedarse. Aunque si lo que se quiere es un contacto más directo con la naturaleza salvaje, el sitio ideal es Chang Mai. Muchos la visitan para hacer senderismo. Pero eso justamente lo que lo hace atractivo: rodeado de un verde intenso, alejado y profundo, ofrece la posibilidad de un contacto directo con la naturaleza más salvaje. Incluso para poder contactarse con elefantes, los animales símbolo de Tailandia. En Chang Mai.es posible verlos en su entorno natural. Existen diferentes agencias que ofrecen paseos a lomo de elefante para realizar un recorrido por la selva.