La capital irlandesa posee una de las poblaciones de jóvenes más importantes de Europa. Tanto nativos como estudiantes de paso se suman a un vasto contingente de foráneos que fueron atraídos por el boom económico que vivió la ciudad en los albores del nuevo siglo.

Divertirse “the Irish way” requiere, en principio una buena dosis de cultura alcohólica. No en vano en cualquier ciudad del mundo siempre habrá un irish pub: la actividad preferida de los irlandeses (en Irlanda o en cualquier lugar del mundo) es el “pub crawl” (lo que en criollo llamamos ir de bar en bar). En ese sentido, la oferta es impresionante en Dublín donde, desde hace relativamente poco, aparecieron también varias opciones para el “dancing”. La zona de Temple Bares el lugar para ver y ser visto. Con una enorme concentración de clubes, bares, pubs y locales para hacer la previa antes de ir a bailar, la vida nocturna en esta zona comprendida en la margen sur del río Liffey es frenética. Por sus callecitas empedradas que conservan el encanto antiguo pasan varios grupos de pub crawlers, algunos incluso con guías incluidos.
The Backpacker Pubcrawl por ejemplo es un grupo que lleva adelante tours específicos para jóvenes y aquellos que son “ jóvenes de alma”; están operativos desde el 2002, siempre intentando que las noches sean inolvidables. El tour recorre los mejores bares, clubes y lounges de la ciudad con tips de locales, shots gratis, tragos especiales e ingreso libre a todos los lugares del recorrido. Todas las noches, llueve o truene, el grupo se encuentra entre las 8pm y las 9pm en el Mercantile Bar, en el número 28 de Dame Street. Los bares y reductos nocturnos dublineses aparecen como hongos y caen como moscas por lo cual es bueno chequear online o con un local antes de planear una noche de parranda en un boliche que ya fue (literal o figurativamente).
Si la idea es evitar los grupos organizados hay que hacer como locales y caminar la Golden Mile solo; el sobrenombre de Victoria Street (en la zona de Temple Bar) es tal debido a la cantidad de bares que se alinean sobre ella y la tradición de “tomarse una” en cada uno de ellos. Los clubes (boliches) por lo general están abiertos a partir del cierre de los pubs (alrededeor de las 10pm) pero algunos abren antes y permancen abiertos hasta las 3 am; la “última” se puede pedir hasta las 2:30, ya que después la barra cierra. Un ingreso cuesta entre 6 y 12 euros (aunque puede variar drásticamente en días especiales como año nuevo o San Patricio) y la edad legal para beber es 18 años, lo que hay que probar con un documento fehaciente. También es recomendable llegar “entero” y comportarse ya que si está muy alcoholizado, se luce demasiado joven o se llega en una patota ruidosa, las posibilidades de ingreso se reducen drásticamente. Un último consejo: hay que vestirse para la ocasión; cada lugar tiene su ‘dress code’ pero, en general los championes no corren.
La meca cervecera
La cervecera negra es la bebida de culto de los irlandeses: suenan las 5 y es tiempo de tomarse una “pint” y -obviamente- es tiempo de Guinness. Se trata de la bebida alcohólica más vendida en Irlanda y se ha destilado en el país por más de 250 años. Se sirve en todos los pubs dublineses y es casi un trago de bautismo para quienes visitan el país. Por ello no es raro que quienes llegan a Irlanda (e incluso quienes viven allí) quieran hacer su “peregrinaje” a la Guinness Storehouse, enterarse de un poco más de la historia detrás de la cerveza y catar las variedades. El edificio de 7 pisos está atravesado en su interior por el vaso de Guinness más grande del mundo que al berga 14.3 millones de “pints”. La parte más popular es el souvenir shop con toda clase de merchandising, incluyendo una botella de Guinness que uno se puede llevar a casa con nombre propio.
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