Quien haya realizado un viaje largo sabe de estos males, ya sea el jet lag, ese desajuste provocado por el cambio de horas cuando nos desplazamos entre meridianos; o el malestar viajero (travel sickness), que implica todo lo que nos sucede a nivel físico cuando cambiamos el ritmo, los lugares donde nos movemos y la alimentación que habitualmente consumimos. Sería imposible que viajando no se alterara nada, pero sí se pueden tomar medidas preventivas y otras para mejorar la experiencia, y además no perder tiempo de recuperación en las habitaciones de los hoteles, dejando de pasear por ese motivo.
Productos para la piel propios
Muchas veces no se le presta atención a la piel durante el viaje. Es importante tener en cuenta que justamente en los mismos es cuando la piel más necesita ayuda. El aire acondicionado del avión, los cambios de temperatura y humedad, los dormitorios diferentes, las exposiciones al sol, los químicos con los que lavan las sábanas en los hoteles, los ammenities de los hoteles, y hasta el cambio de alimentación, pueden dañar la piel, y las alergias ponerse a la orden del día. Como nunca antes lo mejor es llevarnos nuestro kit de productos para la piel, siempre teniendo en cuenta las medidas permitidas (hasta 100 ml) en los aeropuertos y pasarlos a envases pequeños.
Desinfección
Relacionado al punto anterior, mucha gente repara en los gérmenes que puede haber en el aire de la cabina del avión; sin embargo, luego de varios filtros, ese no sería el mayor riesgo a tener en cuenta, sino el baño, las bandejas donde se apoya el alimento, el cubrecabeza de los respaldos de los asientos, las pantallas táctiles, etc. Para esto llevarse toallitas desinfectantes o alcohol en gel (con al menos 60 por ciento de alcohol) y pasarlo por estos lugares cada vez que los vamos a tocar.
Movimiento
A veces uno no puede lanzarse a caminar por los pasillos del avión (que sería lo ideal) y todo empieza a entumecerse. Un tip para mitigar el dolor de la cintura: llevarse una pelotita de tenis y colocarla entre el asiento y la espalda y moverla a un lado y al otro, nos realizará un masaje que será muy bienvenido.
Alimentación
Frutos del bosque: La sequedad por el aire acondicionado del avión y el jet lag pueden provocar deshidratación en el sistema gastrointestinal, y algo muy bueno para contrarrestar este efecto es dirigirse a algún mercado local y comprar frutos del bosque (arándanos, frambuesas), los cuales aportan antioxidantes, fitonutrientes, fibra y agua.
Carbohidratos: Para algunos es relativo y cuestionable, pero muchos viajeros introducen en su dieta viajera carbohidratos, como arroz, pasta y papas, para que les provea de energía, así como para dormir mejor recomiendan comer banana y cerezas, cuyas propiedades ayudan a tener un mejor sueño.
Evitar la comida chatarra: Es muy común resolver las comidas en los viajes con la no bien ponderada ‘comida chatarra’, manera económica y rápida de alimentarse con algo y seguir viaje. Sin embargo, está más que probado que ese tipo de alimentación, lejos de potenciar la energía, la baja, al punto que luego de comerla lo único que uno quiere hacer es dormir. Hoy en día en cualquier lugar que se visite es posible obtener vegetales, semillas y proteínas hasta en una comida callejera; es cuestión de buscar y siempre se encuentra, y nuestro cuerpo y mente lo agradecerán.
Y tener la precaución…
Volver dos días antes de comenzar a trabajar es el mejor favor que uno se puede hacer; de esa manera el cuerpo descansa, se recupera el horario y se comenzará la tarea de una forma mucho más saludable y energética.
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