Marruecos nos regala aventuras en sus variados paisajes exóticos, y un contacto único con la naturaleza que hace de estos lugares no sólo bellos destinos sino inigualables experiencias.
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Kalaa de M’gouna es una ciudad en la provincia de Tinghir, Dra Tafilalt, Marruecos. Según un censo realizado en 2004 su población es de 14.190 habitantes. Es el centro económico y social de la región y por sus características es muy animada y vital. Aquí se cultivan azafrán y, sobre todo, rosas, con las que se crean agua y esencia de rosa, muy utilizada en cosmética y alimentación. Se destaca la Kasba de El Mgoum, que da entrada al valle de este río, también llamado “Valle de las rosas”. Aquí se produce la legendaria rosa damasquina y es donde se recogen, una a una, las flores que servirán de base para fabricar estos productos cosméticos. En mayo se celebra el Festival de las Rosas, que coincide con la recolección de las rosas de Damasco. Durante el evento se exponen productos, hay cantos, danza y lluvia de pétalos. La Ahwash es el característico baile que celebra el fin de la recolección, que también suele bailarse en bodas y eventos.

Para quienes prefieran adentrarse en el desierto del Sahara y acercarse a la vida de los nómadas, debe hacerse la conocida “Ruta de las mil Kasbahs”, uno de los mayores atractivos turísticos de la región. Es una ruta que nos permite descubrir exóticos paraísos y la forma de vida de los pueblos bereberes. Las kasbahs o alcazabas son típicas construcciones del norte de África, fortificadas y de carácter urbano, que se utilizaba como residencia del gobernador para una determinada región. Fueron construidas en adobe con torres almenadas y adornos de ladrillo crudo. Son auténticos pueblos fortificados que, a su vez, eran lugares de defensa, por lo que en su interior usualmente hay vestigios de pequeños barrios militares. A esto se agrega que fueron levantados en un entorno con paisajes cautivantes.

Tinerhir, por su parte, es una ciudad del este de Marruecos, que está situada al pie de las montañas del Atlas. Su nombre significa “la de la montaña” porque justamente está rodeada de altas montañas. Allí la visita obligada son las Las Gargantas del Todra. Son reconocidas mundialmente por ser uno de los cañones rocosos más impactantes. Están ubicadas a unos veinticinco kilómetros al norte de la ciudad de Tinerhir. En la carretera rumbo a ellas pueden apreciarse paisajes únicos, como Assoul o Ighri, así como un majestuoso palmeral. En las gargantas el agua es limpia, cristalina y fresca. Cada año son visitadas por miles de turistas y, sobre todo, escaladores. En algunos puntos hay acantilados de más de 100 metros de altura.

No muy lejos de allí se ubica Erfoud, una ciudad oasis en el Sahara, que ha desarrollado una importante actividad turística. Dado su belleza, ha sido elegido para rodar algunas películas muy populares. Entre otras, “La Momia” y “Príncipe de Persia”. El desierto de Erg Chebbi es una cita ineludible. Tiene una longitud de 22 kilómetros (de norte a sur) y 6 kilómetros de ancho. Sus dunas son impactantes y pueden llegar a una altura máxima de 150 metros. Se encuentra cerca de la frontera con Argelia, cerca de una pequeña localidad llamada Merzouga.
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