Ubicada en el oeste de Austria, la ciudad de Innsbruck ofrece atractivos turísticos de encanto. Mezcla de historia y modernidad, su casco antiguo invita a un fascinante encuentro con remotos tiempos pasados.
Innsbruck es la capital del estado de Tirol. Es una ciudad ubicada en el valle de Eno, entre montañas de gran elevación, al oeste de Austria. Y si bien una de sus principales características es la práctica de deportes invernales, llegar a su centro histórico es como viajar a la Edad Media, porque sus paredes, construcciones y monumentos refieren de forma cautivante a un lejano pasado. Por ejemplo, el Palacio Imperial, que abrió sus puertas en el año 1500 bajo el reinado del emperador Maximiliano I. Conserva actualmente sus majestuosas dimensiones originales. Entre sus múltiples y atractivos espacios, deben visitarse las llamadas Salas de Representación, la Sala de los Gigantes, los apartamentos imperiales, la capilla y la Torre de los Escudos. El Palacio Imperial abre todos los días entre las 9.00 y las 17.00 h oras – salvo que haya algún evento especial – y ofrece visitas guiadas.
En la misma línea histórica, debe visitarse el Tejadito de Oro, que es el gran símbolo de Innsbruck. Debe su nombre a las más de 2.600 tejas de cobre – doradas a fuego – que recubren el techo del mirador que se impone desde hace más de 500 años por sobre los edificios medievales. El mirador fue obra del emperador Maximiliano y se cuenta que desde allí contemplaba la ciudad, era vitoreado por el pueblo o presidía competencias de caballeros. El Tejadito se descubre apenas se llega al casco antiguo. En su base hay toda una serie de figuras y en su fachada se destacan unos relieves de dos mujeres y un hombre, que representan al emperador Maximiliano y a sus dos primeras esposas.
Pasar por Innsbruck es, además, vivir la magia de la música y tradición tirolesa. Son varias las propuestas que se basan en instrumentos tradicionales y los legendarios cantos tiroleses. El llamado “canto a la tirolesa” refiere, como concepto, a pronunciar la sílaba “jo”. Es una forma de interpretación donde se dan cambios bruscos en el registro vocal, que va de un tono grave a un agudo y viceversa. A eso se agrega el zapateado tirolés llamado “Schuhplattler” que es un baile típico alemán y austríaco, nacido en las provincias alpinas de ambos países. En sus orígenes tenía un fin social, asociado al cortejo, ya que los más jóvenes lo practicaban para conquistar a las doncellas. Se trata de una serie de saltos y golpes a los muslos, rodillas y zapatos, siempre acompañadas de música. Los golpes son por lo general fuertes, para marcar el ritmo, y requiere mucha coordinación entre los bailarines.
Pero la ciudad no es solo pasado. Innsbruck es una ciudad que mira al futuro, sobre todo por una serie de edificios que han incorporado lo mejor de la arquitectura moderna. Un buen ejemplo de esto es el funicular Hungerburgbahn y sus estaciones. O el BTV Forum, ubicado en el centro de ciudad. También las instalaciones olímpicas, como el trampolín de saltos de Bergisel, donde todos los años se organizan multitudinarios eventos.