Por supuesto su mayor distintivo gastronómico es la pizza, pero una enorme y exquisita propuesta gastronómica, los aromas, y la alegría de su gente completan la propuesta histórica de Nápoles, una ciudad con todo para disfrutarla.

Nápoles es, la mayoría de las veces, una ciudad de paso hacia Pompeya o Capri, y eso viene de la mano de la mala fama: “Nápoles es insegura y sucia”, frase que se ha repetido hasta el cansancio. La buena noticia es que ni tan insegura ni tan sucia la ciudad del sur tiene mucho para ofrecer, incluso su personalidad, y lo que siempre la convirtió en un destino de pasada, la vuelve hoy una propuesta muy atractiva y diferente a sus hermanas súper turísticas del norte.

La Margarita de tomate, mozzarella y albahaca, o la Marinera de tomate, orégano y ajo son las reconocidas por los puristas como las dos verdaderas pizzas napolitanas. Sin embargo hoy se puede degustar toda la Margarita y Marinera que se quiera, pero también muchas delicias más, porque Nápoles brinda variados tesoros gastronómicos, como la maravillosa sfogliatelle o los deliciosos ragú, o cualquier espectacular plato de pasta con frutos del mar. Y después de mucha gastronomía no hay mejor plan que unas buenas caminatas, para lo que Nápoles tiene mucho que dar.

La Plaza del Plebiscito es el lugar de encuentro de locales y turistas, aquí se realizan espectáculos y eventos al aire libre. En sus alrededores se encuentra el Palacio Real, una de las residencias de los Borbones, el cual llevó dos siglos para construirse, entre el XVII y el XIX. La Basílica de San Francisco de Paula se presenta imponente e importante, una maravillosa obra del neoclásico. Otra de las grandes obras es el Teatro de San Carlos, el más antiguo y uno de los principales teatros de ópera del mundo. Una de las grandes atracciones en Nápoles es el Cristo Velado, esta increíble escultura de mármol del siglo XVIII en la que hasta el velo transparente que cubre a Jesús es también tallado en mármol, y se encuentra en la capilla Sansevero. El patrono de la ciudad es San Genaro, cuyo principal templo, y el de la ciudad es la Catedral de Nápoles (también conocida como Catedral de San Genaro). Esta ciudad de enorme riqueza patrimonial posee atractivos de variadas épocas, y el medieval Castel Nuovo, conocido popularmente como Maschio Angioino es un auténtico castillo de piedra con sus torres y torreones del siglo XIII construido para residencia real. Y como cereza de la torta, es imprescindible visitar el Museo Arqueológico de Nápoles, considerado uno de los más importantes de Europa en su género. Su enorme colección y acervo cuenta con objetos de Roma y alrededores; objetos prehistóricos y diferentes obras; pero sin duda la atracción principal del museo son las colecciones pompeyanas, con un gran patrimonio proveniente de Pompeya, Herculano, Estabia, Boscoreale y Vesubio.